El contenedor amarillo puede esperar. Os vamos a proponer una alternativa para reutilizar los envases de plástico vacíos de yogur, flan, natillas o cualquier otro tipo de postres: convertirlos en una fantástica y jovial lámpara de diseño. Para ello, tendremos que ir recolectando los envases, pongamos de yogur, necesarios para obtener la lámpara del tamaño que deseemos. También podemos elegir el diseño de colores que deseemos proporcionar a nuestra obra reciclada. El primer paso, fundamental para evitar malos olores, es limpiar bien los envases y secarlos. A continuación, efectuaremos cuatro agujeros a cada lado de la parte superior de cada recipiente seleccionado y comenzaremos a unirlos hasta dar forma a la lámpara. Para ello, tomaremos dos envases de yogur y le pasaremos una argolla metálica por uno de sus lados, de forma que queden unidos el lado de uno con el de otro. Cerramos bien la argolla para afianzar la sujeción. Y seguiremos este procedimiento hasta terminar el trabajo.
Es preferible hacer primero unas tiras de envases -cuantos más envases tengan las tiras, más alargado será el objeto final- y después unirlas entre sí con las argollas hasta ‘cerrar’ la lámpara. A mayor número de tiras, mayor diámetro el de la lámpara. Si buscamos hacer una lámpara de mesa será necesario reutilizar también algún porta-lámparas viejo en el que unir el cuerpo principal de envases.
Es posible que alguno se pregunte si los envases no se derretirán por efecto del calor que desprende la bombilla. En principio, hay que procurar que el interior de la lámpara sea suficientemente espacioso para evitar improbables sustos. Sustos que sin duda sortearemos si seguimos haciendo gala de espíritu ecológico y utilizamos bombillas de bajo consumo, mucho menos calurosas que las convencionales -además de mucho más longevas y eficientes-.
Material necesario:
-Envases de plástico de yogur, flan, natilla u otros postres similares.
-Argollas de alambre
-Clavo o punzón
-Porta lámparas viejo